Liliana Rodríguez – Los ecos de Nabora Carrillo

0 Posted by - 18 mayo, 2016 - resonancias
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Foto: Ismael Méndez / SNRNG

Hace algunos meses Liliana Rodríguez, compositora e improvisadora originaria de Torreón, Coahuila, radicada en Morelia desde hace algunos años, realizó un par de presentaciones en la Ciudad de México; la primera de ellas una intervención sonora, parte del ciclo ‘Resonancias in situ’ en el Museo del Chopo y la segunda un concierto en colaboración con Tania Bello, Carlos Baz y Fernando Vigueras en el marco de la exposición FONEMA, en Ex Teresa Arte Actual.

Interesados  en la promoción y difusión del trabajo de creadoras sonoras mexicanas, compartimos con bastante gusto e interés esta entrevista.


Puedes contarnos un poco sobre tu trabajo en el ámbito de la composición; cómo te interesaste y de qué forma lo has ido desarrollando?

Cuando ingresé a estudiar al Conservatorio de las Rosas tuve una clase de apreciación musical y escuchamos mucha música nueva, además recuerdo que había mucho movimiento por parte de los alumnos de composición quienes organizaban conciertos y hacían sonar su música en la sala de la escuela, me acuerdo que me gustaban mucho los sonidos que se escuchaban, las formas raras o maneras inusuales de tocar instrumentos, sonidos molestos y otros inaudibles; y entonces estas dos situaciones hicieron que me interesara mucho en este tipo de música, así que asistí a a todos los conciertos que había en Morelia referentes a música nueva (Festival de Música Contemporánea, Conservatorio, CMMAS). Mis primeras clases las recibí de un amigo de mi hermana, Martín Pacheco, que formaba parte de los compositores activos del Conservatorio[1], él me enseño muchas cosas, mucha música y compositores, realmente no hice ninguna pieza o aprendí ninguna técnica en ese momento, pero sí escuche muchas cosas, analizábamos partituras e investigaba la vida y obra de varios compositores.

Foto: Ismael Méndez / SNRNG

Foto: Ismael Méndez / SNRNG

Después de año y medio empecé la carrera de composición con el maestro Eduardo Solís Marín y comencé escribiendo con números y permutaciones, solo para obtener alturas, yo agregaba lo demás: timbre, matiz, densidad, ritmo, forma. Así fueron hechas mis primeras obras (2010-2012); después exploré la extensión tímbrica, hice piezas donde los instrumentos usaban mayormente técnicas nuevas y se fusionaban en timbre con la electrónica usando algunas formulas del contrapunto y la variación para obtener material y transformarlo  conforme la pieza (2012-2014). Posteriormente me interesó  preparar instrumentos, objetos usados como instrumento, sccordaturas, tempos muy lentos, armonía simple (2014-2015) donde incorporaba algunas técnicas y elementos que aprendía en mi clase de composición. Actualmente estudio con Juan Sebastian Lach, trabajando en conjunto ideas propias ligadas a la estética que me interesaba desde que comencé.
Este año me gustaría componer una pieza con muy pocos elementos, donde pudiera trabajar transiciones entre los instrumentos sobre una misma idea.


Cómo te aproximaste a la improvisación?

Leía sobre nuevas técnicas componiendo una obra y las experimentaba en mi viola hasta que me salieran, me ponía a tocar lo que estaba escribiendo. También componía directo en el instrumento y una cosa llevo a la otra. En 2014 asistí a un curso en CEPROMUSIC sobre interpretación de la música de Christian Wolf. En este curso conocí a muchas personas interesantísimas y talentosas con las que compartí y aprendí cómo interpretar este tipo de música que es muy cercana a la improvisación.

Otro factor que me acercó fue buscar maneras distintas de estudiar y conectar con mi instrumento, de mejorar la postura y la técnica en una forma más atractiva para mí, conectando la vista con el sonido y llegando a la concentración por medio de la escucha y la consciencia de mis movimientos, experimentando con sonoridades que parecían extrañas o muy fuera de lo que estaba acostumbrada a escuchar en la viola.


Podrías hablarnos sobre tu proceso(s) creativo y qué papel juega la escucha en ello?

Mi proceso creativo surge de la necesidad de expresión, relacionada con alguna molestia o pensamiento; no entiendo la composición solamente como un proceso técnico, no me dan ganas de trabajar, aunque considero que también es importante la técnica, la lectura e investigación a la hora de expresar.

Con respecto al resultado sonoro, puedo decir que con mis obras, he sido consciente de este aspecto desde la primer pieza que hice, que es una obra para viola. Me acostumbré a tener un acercamiento directo y experimentar con el músico y el instrumento.
Pruebo lo que quiero o se me ocurre, pido prestado un instrumento y experimento con él, escucho y elijo lo que mejor funciona y a veces me duele pero desecho sonoridades que me gustan pero que no entran en la lógica del discurso de la pieza.

Si bien, una de las preocupaciones principales de mis trabajo tiene que ver con la sonoridad, y hacer que lo que escribo sea realizable y que haya lógica en las ideas; recientemente me he puesto en el papel del escucha, del público que va a escuchar y a recibir información y pienso en el efecto que puede haber sobre éste.
Este sentido o esta noción solo puedo entrenarla escuchando.

Este aspecto es tan nuevo que apenas lo estoy considerando en la escritura de mi próxima pieza (un cuarteto de cuerdas) y he estado pensando en cómo incorporarlo en mis improvisaciones, ya que generalmente improvisando me desconecto completamente del entorno, de hecho, esa es una de las cosas que me gusta de improvisar, pero siento que necesito avanzar en este aspecto para que la música crezca y tome otra dirección.


Te planteas una consciencia creativa distinta  para la improvisación y la música escrita?

Sí, es diferente pero también tiene sus similitudes. Improvisando solo tengo que estar escuchando y reaccionando; componer es trabajar sobre la idea generadora de la pieza; escuchar su traducción al sonido y también reaccionar pero moldeándolo y guiándolo con respecto a la partitura y expresión clara de las ideas. Lo importante aquí, es que lo que quieres comunicar sea bien claro y esté direccionado para el ejecutante, además de la investigación y la exploración sobre el instrumento y su escritura.

Hace poco terminé una partitura de instrucciones para piano, veinte bloques, donde siento que consideré mucho la consciencia creativa que tengo al improvisar.

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Foto: Ismael Méndez / SNRNG


Cuál es tu perspectiva sobre el papel que tienen las mujeres en los distintos contextos creativos relativos al sonido: composición, improvisación, arte sonoro, etc?

No tengo ninguna perspectiva en particular con respecto a la mujer haciendo sonido, estamos en un momento donde tanto mujeres y hombres tienen oportunidades, libre expresión y acceso a la misma información y espacios; siempre y cuando te muevas y hagas lo que tienes que hacer. No puedo opinar sobre otros sectores, pero afortunadamente en contextos que involucran prácticas con sonido, considero que es así. Creo que las personas involucradas en estas prácticas, somos lo suficientemente abiertas y capaces de distinguir si alguien, ya sea mujer u hombre, hace algo interesante o no en términos sonoros.

Lo que sí creo que deberíamos hacer es buscar que haya una participación más equilibrada, incorporando más mujeres en  festivales, eventos y/o escuelas donde usualmente sólo participan, trabajan o enseñan hombres y por otro lado, incluir o extender la participación a los hombres en las  iniciativas y propuestas que se realizan desde núcleos de mujeres.

En este momento de la historia siento que en cuestión de genero estamos equitativamente distribuidos en el arte, lo puedo ver en todos lados; pero no voy a mentir, me gusta ver ensambles de mujeres o conciertos de niñas haciendo algo absolutamente interesante.


En algunas presentaciones haz utilizado un seudónimo: Nabora Carrillo, podrías contarnos algo sobre esto?

Quería tener un nombre alterno, que también viniera de mi familia y que me gustara, algo que yo hubiese escogido, así que a partir de los nombres y apellidos de mis antepasados finalmente quedó  Nabora Carrillo que se formó con el nombre de mi bisabuela materna y el apellido de mi abuela paterna.

Nabora Carrillo significa: Yo interpretando mis ideas.

También Nabora, mi bisabuela materna, representa la fortaleza; ella junto con mi abuelita, su hija, y mi mamá son mujeres muy fuertes que han luchado mucho por su familia y admiro esa integridad y fuerza que las caracteriza. Y Carrillo viene de Concepción Carrillo, mi abuela paterna, una mujer que amo mucho, todos mis recuerdos buenos, siendo yo una niña feliz y plena vienen junto con su imagen, representa en mí el amor y felicidad y usar su apellido, además que me gusta, es hacerle honor y agradecer todo lo que hizo por mi vida.

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Foto: Ismael Méndez / SNRNG


Finalmente, puedes hablarnos sobre tus proyectos recientes y próximos?

Me interesa terminar mi periodo en el Conservatorio, lo mejor posible, haciendo un muy buen concierto con buenos músicos y grabarlo.  Editar mi música y publicarla.
Organizar conciertos de música nueva en Michoacán y Coahuila. Estudiar mi instrumento. Estudiar SuperCollider y comenzar a buscar una maestría en el extranjero.

 

Entrevista: Fernando Vigueras


[1] Martín Pacheco, Valeria Jonard y Jorge Alba , generación de compositores que influenciaron para el interés en la composición.