[SIC] ritual de voces extremas

5 Posted by - 11 febrero, 2014 - articulaciones

por Fernando Vigueras ///

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El próximo jueves 20 de febrero dará inicio el segundo ciclo de música improvisada Articulaciones del silencio en el Auditorio Index MUAC del Museo Universitario Arte Contemporáneo de la UNAM.  El primer concierto de esta nueva serie tendrá como invitados a (sic), dueto formado por Julian Bonequi y Rodrigo Ambríz, improvisadores activos y recurrentes en diversos contextos emergentes de la escena ruidista citadina.

(sic) es un proyecto reciente, en el cual Bonequi y Ambriz se valen de distintas estrategias estructurales para construir formas concretas de recorridos abiertos, donde la voz y el pulso dan cauce a un ritual que alude a un lenguaje cuyo rastro se expone y se  intuye en la memoria más allá de cualquier código o atisbo de entendimiento.

Cómo definen su trabajo desde (sic) ?

Algo así como navegar en una habitación de sonido sin paredes ni contenedor, donde ritmos de intensidades – intrínsecamente humanas -, hibridan y conducen infinidad de estados y sensaciones. (sic) representa la seducción de lo orgánico, de lo vivo y lo latente, rumiando desde la selva primitiva de la civilización en curso, la detonación de individualidades a nivel mental como parte de un conjunto que esperamos comunicar. Lo ritual no termina en el escenario y es el sueño conductor que conecte con la audiencia.

Qué tanto predomina la improvisación como elemento activo en este proyecto?

Rodrigo – Yo diría que se trata de improvisaciones acotadas por estructuras. Hay ritmos definidos, transiciones y se explotan ciertos recursos en momentos específicos, pero partimos de la improvisación para componer y volvemos a ella para renovar lo que determinamos previamente.

Bonequi – Así es, la improvisación es la raíz de todo, a su vez funde el registro de la estructura y empalma nuestro sonido, alejándonos paralelamente de “la improvisación”, pues es muy probable que sonemos para algunos como un híbrido de grindcore cavernario con piedras y cánticos, post-metal o doom…

Ambos utilizan la voz como un material sonoro común pero cada uno la trabaja de forma particular. Nos podrían hablar al respecto?

Rodrigo – La voz es mi instrumento, lo primero que me interesa de la voz es el conjunto de sensaciones físicas que provienen de manipular el aparato fonador, el recorrido del aire en cavidades internas, los temblores en distintos puntos del cuerpo, las tensiones y distensiones musculares.. todo esto me remite a un estado primario.

Me importa la voz previa al lenguaje, me interesa como generador de un flujo incesante de asociaciones vertiginosas, la voz que facilita entrar en un cauce de automatismo, la glosolalia.

Bonequi – Voy a comentar algo que descubrí a edad temprana y curiosamente guarda relación en lo que a “concentración” se refiere. De los cuatro años a los catorce practiqué artes marciales, y siempre se me hizo delicioso el hecho de poder gritar a la hora del impacto, y la relajación que acompañaba el desgaste físico y la explosión energética que deviene con la fuerza y su uso. De ahí que la voz encontrara un nuevo recipiente años después, y que surgiría como una extensión y una necesidad de sentir esa fuerza de energías desbordadas que uno puede generar mientras toca, y más sí pensamos, en lo que se refiere a la improvisación extrema. No me refiero al grito ya como a la desmesura del volumen, sino al control de esa energía y a su conducción emocional creando narrativas.

El hecho de sentir la resonancia física de un material como conductor, mientras tocas un instrumento como la batería – directamente con las manos y los pies -, y sumarle la resonancia y la vibración de los labios, la lengua, la garganta, el pecho, el estómago y el cráneo al cantar, es posiblemente una de las experiencias más hermosas de sentir el cuerpo y sentirse vivo. Algo así como vestir el cuerpo y sentir de la punta de los dedos a la punta de la lengua, y asi cada punto de uno… ahí la conexión ritual. Uno se puede perder realmente en la mente orquestando dichas acciones a la vez que de manera contemplativa salir completamente de lo que eres. Lo anterior es un regalo viviente de esencias. Y de ahí la empatía de trabajar con Rodrigo, de quien aprendo y extiendo mi discurso en la experiencia conjunta de lo que implica tener una banda y compartir conclusiones y dialogar mucho para desarrollar el concepto de lo que es y será (sic).

En mi caso yo dirijo el desarrollo de la parte vocal en extender las texturas y la estructura concreta y rítmica de las piezas, aunque desde luego nos encanta cuando las voces se similan y se pierden convirtiéndose en una sola. Y cuando pasa eso es brutal.

Cuál es el instrumental con el que comúnmente desarrollan sus presentaciones y de qué forma lo emplean?

Somos en principio un dúo de voz con batería. Intentamos tener un sonido crudo. Usamos amplificación y feedback. Rodrigo usa sampleos y pedales para intervenir su voz, que ya de por sí tiene un registro amplio y extendido de tesituras y gestualidad multivocal. Y hacia ahí donde buscamos la relación de la voces. Yo mezclo en vivo la batería y uso micros de contacto para amplificar objetos. Pero podemos decir que el poder de la banda es más bien humano y exhalta lo primitivo: “voces y piedras”, el inicio de los tiempos en la historia de la música.

Su trabajo me remite a nociones muy concretas como el ruido, ciertas formas rituales y estados emocionales relacionados con lo visceral. Podrían decirnos algo al respecto?

Tenemos claramente un gusto profundo por la música extrema y el “ruido” como experiencia. Dicha experiencia se carateriza por el proceso físico y la retroalimentación mental en que lo ritual es inminente como el alimento directo en nuestra manera de representar y construir las piezas.

El trance sonoro y energético a nivel físico, el esfuerzo corporal y el uso de ello, como un proceso de concentración mental desde la sonoridad y el ejercicio alienante como fuerza, encuentra un eco y empatía de espejo en este dúo. La explosión catártica de ambos suscita procesos íntimos que entretejen una red humana que se representa auditivamente.

Finalmente, cómo definen lo extremo en relación a su propia práctica sonora?

Más allá del recurso estilístico desde cualquier terreno creativo, creemos en la lógica y la objetividad del por qué de su uso en nuestra música. Y ésto en relación directa con una realidad social tremenda y es que hay mucho dolor en México. La práctica extrema en la música no es otra que la decantación positiva y pacífica por lo vivo. La música es un espejo de intensidades. Un espejo por implotar y compartir desde la experiencia del conocimiento abstracto y el respeto.

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(sic) | Julian Bonequi y Rodrigo Ambríz  / 20 de Febrero, 2014 / Museo Universitario Arte Contemporáneo  / Auditorio Index MUAC

19hrs // Entrada General: $100 pesos. // 50% descuento para estudiantes, profesores y gente de la tercera edad // $10 pesos, con boleto de entrada al museo.

Articulaciones del silencio

Curaduría: Fernando Vigueras