Alejandro Tux es un artista sonoro del D.F., radicado en Amatlán desde hace algunos años.
Encuentro relevante este dato, pues luego de escuchar y recordar algunos de sus trabajos sonoros recientes, relaciono este distanciamiento con su propia búsqueda creativa, desde donde se advierte una necesidad por adentrarse en espacios naturales y transitar alrededor de un paisaje sonoro pleno de formas que subvierten su imaginario en tránsitos que van de motivos melódicos evocativos a zonas estridentes donde únicamente se entreveran borraduras de lugares y códigos irreconocibles.
Uno de los proyectos alternos a su trabajo con el sonido, tiene que ver con la producción de grabaciones en cinta, donde plantea colaboraciones a dueto, de artistas que él selecciona. Campo abierto es el nombre de esta iniciativa que funciona como sello discográfico, donde artistas visuales y sonoros colaboran, generando objetos audiovisuales únicos.
Con motivo de la colaboración que Alejandro Tux y Dora Bartilotti tendrán durante la segunda sesión del ciclo de música improvisada Articulaciones del silencio, realizamos esta breve entrevista.
Puedes contarnos un poco sobre tu trabajo? cómo han sido tus tránsitos, del piano al código y la grabación de campo.
Creo que mi trabajo con el sonido siempre ha estado enfocado a la producción de pistas, cuando comencé a producir música las computadoras eran la herramienta más cercana para hacerlo, era la época de Napster y yo como muchos otros estaba fascinado por las novedades de la internet. Cuando me di cuenta de que podía descargar software crakeado sentí que había descubierto un nuevo mundo porque no tenía dinero para comprar equipo análogo.
Toco el piano un poco porque en casa de mis padres había un piano, pero nunca desarrollé una técnica en el instrumento, creo que si tuviera que decir cual es mi instrumento diría que son las bocinas. Yo trato de usar el estudio como herramienta para explorar las posibilidades de los altavoces.
Las grabaciones de campo se han convertido en una colección de memorias sonoras de lugares que he visitado, personas que he conocido y situaciones que he vivido, es más un ejercicio personal, me apasiona la dimensión emocional del sonido. A veces uso las grabaciones en la composición de las pistas, pero la gran mayoría de esas piezas y grabaciones están guardadas en discos duros, tengo mucho material inédito, estoy muy cerca de terminar un álbum de piezas construidas a partir de grabaciones de campo hechas en Tepoztlán, pronto lo voy a compartir.
Qué papel juega la improvisación en tu proceso creativo?
Creo que cada persona entiende la improvisación de distinta forma, para mi la improvisación puede llegar a ser un ejercicio para conectar profundamente con la gente y la energía que está alrededor. Yo he tenido contacto con la improvisación libre porque mis amigos lo hacen y así hemos podido tocar juntos, pero no me considero un improvisador porque normalmente toco en concierto 2 o 3 veces por año y no podría compararme con amigos que improvisan cada semana o cada 15 días. Normalmente cuando estoy experimentando con sonido, estoy sólo en mi casa, pero me gusta pensar que cualquier exploración nueva se convierte naturalmente en improvisación.
Cómo defines la ‘escucha’ en términos creativos y de qué manera te aproximas a esta?
Inevitablemente nuestra experiencia define la forma en que escuchamos, yo sólo trato de compartir la forma en que percibo a través de los sonidos. He tenido experiencias -normalmente estando sólo- en las que a través del sonido he logrado conectar profundamente con el hecho de estar vivo y tener la capacidad de percibir y todo lo que hago tiende a apuntar en esa dirección, pero es algo que no puedo explicar.
Siento que me falta mucho por explorar, aún tengo la sensación de estar buscando algo que no he encontrado y veo las pistas como parte de esa exploración. Me interesan las posibilidades del sonido en sí, me impresiona que una pista, a pesar de surgir de un medio aparentemente fijo, pueda generar una entidad que se mueve y se hace presente a través del sonido, es casi como invocar espíritus. Muy poca gente lo logra, la mayoría de las pistas están pensadas como registros de acciones sonoras u obras conceptuales en torno al sonido, pero cuando un track tiene esa esencia, el mismo lugar donde escuchas se transforma. Ese tipo de experiencias me atraen.
En varios de tus trabajos hay elementos melódicos que interaccionan con procesos de síntesis, glitch, o ruido. Cómo decides qué materiales sonoros utilizar y de qué manera te planteas cada uno de estos ámbitos?
Se da naturalmente conforme experimento con el estudio, cuando encuentro algo que me parece interesante, comienzo a desarrollarlo. Creo que el material melódico se debe a la importancia que le doy a la emoción en la música, y normalmente constituye la forma inmediata en las piezas, pero el contenido en el que tardo meses trabajando es en la mezcla, la forma en que sutilmente se mueven y relacionan entre sí las distintas voces dentro de una pieza, pero siento que aún no logro lo que quiero, me falta trabajar mucho para acercarme a lo que imagino.
Puedes platicarnos en qué va a consistir tu intervención para el próximo concierto del ciclo Articulaciones del silencio?
He estado trabajando algo en Supercollider y tengo listos los elementos pero la verdad es que el set puede cambiar. Aún no sé exactamente qué voy a tocar sí puedo decir que será algo nuevo, trato de hacer algo nuevo cada vez que toco en un concierto.
El próximo jueves, 26 de mayo de 2016 tendrá lugar la segunda sesión del cuarto ciclo de música improvisada Articulaciones del silencio’ en la cual, participarán Dora Bartilotti y Alejandro Tux. La cita es en el Centro Cultural de España en México, a partir de las 19 hrs. La entrada es libre, con cupo limitado.
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Texto y entrevista: Fernando Vigueras