por Fernando Vigueras ///
Jaap Blonk es uno de los exponentes más sobresalientes de la poesía sonora y la experimentación vocal a nivel mundial.
Su trabajo involucra prácticas performáticas que exploran linderos recónditos del lenguaje, resonancias imbricadas que se extienden a través de la voz y el cuerpo.
Esta entrevista fue realizada al termino de una sesión de grabación en las instalaciones de Radio UNAM en Septiembre de 2012.
FV: Desde hace varios años he estado muy interesado en la voz y en la forma en la que mucha gente la aborda, no solo como un instrumento sino como un objeto sonoro. Me gustaría conocer tu perspectiva sobre la voz.
JB: Creo que ha sido muy divertido explorar alrededor de esto por mucho tiempo y observar qué pasa. Así es mas o menos como he desarrollado mi trabajo, algunas cosas han sido muy lúdicas, otras son más sistemáticas. Una de las cosas más importantes para mí ha sido aprender el alfabeto fonético internacional y utilizar sus instrucciones para estudiar la mecánica de la boca, si mueves de tal forma la lengua, los labios, etc, de este modo es como voy experimentando, aquí el sonido no es lo principal tanto como el movimiento que lo articula, el sonido es un elemento secundario, yo voy encontrando sonidos de diferentes maneras. Tu preguntabas también sobre la voz como objeto y cómo se utiliza en ciertas situaciones: una vez iba caminando por el campo inglés y de pronto unos toros comenzaron a acercarse, entonces hice una parte de la Ursonata de Kurt Schwitters para espantarlos (risas).
FV: Tienes alguna relación con el trabajo de gente como Fátima Miranda, David Moss, Koichi Makigami?
JB: Si, los conozco a todos ellos, el año pasado hice un taller en Madrid y Fátima Miranda asistió. He trabajado con David Moss, Phil Minton, Paul Dutton, Koichi Makigami, Maja Ratjke.
Es bueno ver que el trabajo de cada uno de estos improvisadores vocales es muy individual, cada quien propone una aproximación distinta. Muchas formas del canto son muy tradicionales, más estandarizadas. Los cantantes de música tienden a ceñirse a ciertos modelos, de forma que es muy raro escuchar a alguien que desarrolle un trabajo verdaderamente individual. En la improvisación vocal es muy diferente lo que la gente hace, aunque definitivamente puede resultar algo cercano al canto y al jazz, cosas que personalmente aprecio bastante.
FV: Esta puede ser una pregunta extensa, pero qué significa improvisación para ti?
JB: Ha sido algo muy natural desde que comencé a hacer música. Yo crecí en una familia estrictamente religiosa y solamente escuchábamos música sacra, nada más. Yo tenía entonces catorce años y quería escuchar música pop en el radio pero no era posible, había muchas restricciones. Cuando dejé mi hogar y fui a la universidad y tuve mi propio cuarto lo primero que hice fue ir a la escuela local de música y tratar de aprender a tocar cualquier instrumento, en este caso el saxofón (con el cual no tenía nada que hacer). Gradualmente me fui envolviendo más en el free jazz y la libre improvisación y en algún punto esto se manifestó de una forma mucho más natural y fácil con la voz. Al principio todo fue muy intuitivo, pero a veces, especialmente cuando hacía un solo improvisado, buscaba hacer algo muy serial y muy matemático, con frases de un cierto número de sílabas y trataba de trabajar con eso, lo hice durante algún tiempo, buscaba algo muy preciso y matemático y luego intentaba ir hacia algo distinto.
FV: ¿Esto era un método intuitivo o una aproximación intuitiva con respecto a la improvisación?
JB: Pienso que tiene que ver con mi formación como matemático, algunas veces me gusta utilizarlo, no me gusta que todo tenga que ver con la intuición. Tengo una forma natural de introducir elementos sistemáticos algunas veces. Varios improvisadores, sobre todo algunos jazzistas suelen decir «éste es mi arte, sigo mi intuición» y cuando los escuchas, generalmente hacen algo muy aburrido. Pienso que la intuición está muy bien pero también puedes tratar de hacer otras cosas, inventar algo por ejemplo o trabajar de otra forma.
FV: Podrías contarnos sobre tus referencias literarias, en específico sobre la influencia que ha tenido la literatura latinoamericana en tu trabajo?
JB: Si, he leído a Octavio Paz, Juan Rulfo. He leído un poco de poesía latinoamericana, me gusta mucho Cesar Vallejo, por supuesto Neruda, Huidobro, García Marquez. Hay un grupo interesante de poesía experimental en Argentina llamado Paralengua.
FV: ¿Haz leído a Roberto Bolaño?
JB: Claro, aún no leo 2666, conozco «Los detectives salvajes», es un gran libro, me gustó mucho. Crees que realmente captura la atmósfera de la ciudad de México?
FV: Seguro, sobre todo la atmósfera de una época específica y desde una perspectiva muy particular. Al respecto de tu versión de Altazor, nos podrías comentar algo?
JB: Claro, hubo una observación generalizada sobre el Canto VII, el último verso del poema. A mucha gente no le gustó mi interpretación, querían algo más lírico. Algunas veces lo hago. Con la poesía sonora tienes libertad para interpretar el mismo poema de distintas formas, algunas veces puede ser muy rápido y violento, otras más fantasioso y lírico. La grabación ya está fuera de circulación pero se puede escuchar desde ubuweb
FV: Cuales son tus impresiones sobre la ciudad?
JB: Me gusta mucho, es la segunda vez que estoy aquí y la gente me parece muy abierta. La experiencia ha sido muy positiva, aunque por otra parte está presente toda esta parte trágica de la violencia. Pero además hay un gran sentido de identidad, y esta característica en particular se relaciona con lugares como Colombia, donde he estado algunas veces, la gente es muy amable y muy cálida, pero al mismo tiempo la violencia coexiste dentro de ese mismo ámbito.