Gabriela Gordillo es artista visual, diseñadora y una de las artistas sonoras cuyo trabajo e investigación me parece que establece nuevas rutas y formas de entender el material sonoro, para trasladarlo a distintos ámbitos desde los que funciona como vínculo o bien, detona búsquedas que se traducen en premisas visuales, donde el tiempo y el espacio se articulan de múltiples formas.
Uno de los elementos constantes en su trabajo es el diálogo entre tecnologías digitales y análogas, utilizando interfases que enlazan ambas plataformas, de tal forma que se puedan dar interacciones como pueden ser un trazo de tinta conductiva que conecta distintos circuitos electrónicos y genera respuestas sonoras con diferentes tímbricas y dinámicas, a través de factores físicos como la humedad del material, la extensión y la densidad del trazo, la forma del dibujo u otras variantes.
Hace un año, Gabriela presentó un concierto en colaboración con la poeta y artista performática Mónica Nepote, relacionado con su proyecto de Interfases sonoras de tinta conductiva en el Centro Cultural de España en México, en el marco del ciclo de música improvisada ‘Articulaciones del silencio’. Tratando de rescatar un poco el material documental y los procesos derivados de este trabajo, presentamos esta entrevista.
Puedes hablarnos sobre la pieza que presentaste en la pasada edición del ciclo Articulaciones del silencio?
Fue una pieza realizada en colaboración con Mónica Nepote, en la que trabajamos con voz y circuitos controlados mediante el dibujo con tinta conductiva. Encontramos un vínculo entre estos dos elementos, la voz y la tinta, en la metáfora de la escritura, que no solo remite al lenguaje, sino también a la incisión, el registro y el gesto. La exploración estaba motivada por la búsqueda de distintas formas de codificar, comunicar, crear significado a partir de estos dos medios.
Uno de los aspectos que me parece relevante de la colaboración que realizaste para esta presentación, tiene que ver con los procesos de la palabra hablada y escrita. Por una parte la intervención de Mónica sugiere un tránsito por la memoria y la voz, dentro de una temporalidad aleatoria, pero por otro lado la acción que realizas con la tinta conductiva y la amplificación recrean un proceso mucho más lineal, pero al mismo tiempo azaroso, cuál es tu percepción sobre estos dos eventos?
Si, definitivamente es una dualidad interesante. Por un lado, la palabra hablada recorre lugares y contextos temporales distantes que trae al espacio, mientras que la tinta se mantiene en el presente, desde la acción constante del registro, en el que desde luego está implicado el azar de la hoja en blanco (como sucede en la escritura), pero en el que también existe una causalidad en su carácter de permanencia, donde es posible construir sonidos, no sólo como respuesta a la inmediatez, sino a partir de la suma de instantes previos, que permite también regresar a ellos. El dibujo es un registro tangible, mientras que la voz es dibujada en la memoria y permanece en ella desde sus múltiples asociaciones. El contraste entre la textura sonora de los ecos, y repeticiones del habla, en oposición a los sonidos análogos de los circuitos, crea un diálogo entre ambas partes, en donde se producen espacios de tensión, ambigüedad, paralelismo, donde una voz diluye o refuerza a la otra, jugando con su significado.
Me gustaría saber cómo asumes la idea de forma en tu trabajo, o al menos en la parte que refiere a desarrollar un acto en vivo.
Pienso que la forma, es la manera de comunicar un mensaje, en que se define su precisión y su consistencia desde la temporalidad. También puede referirse a estructura general, en cuanto a los espacios existentes de la pieza, y la forma de accesarlos. Cuando esto se ejecuta, todas sus cualidades son relevantes porque construyen la recepción de este contenido. Personalmente me gusta establecer de forma explícita estos puntos de partida, definiendo un espacio de juego, para mi o para el espectador, creando un contexto, y señalamientos para la atención.
También me interesa tu idea sobre el ‘instrumento’. En algunos contextos se puede hablar de interfases, dispositivos sonoros, etc., me pregunto si a ti te dice algo esta palabra, y qué implicaciones tiene para tu trabajo.
Me parece que se puede hablar de cualquiera de estas categorías dependiendo de cual sea el énfasis en su uso. El instrumento puede ser un aspecto general, pero cuando se usa la interfaz para cambiar la configuración de un dispositivo, posiblemente ésta se vuelva el instrumento mismo. A mi me interesa como objeto con el que es necesario establecer un dialogo para entrar en contacto. Incluso en el diseño del mecanismo y con la interfaz, aunque se defina un espectro de funciones, no se sabe cuales serán los accidentes, y consecuencias de la interpretación. Una vez diseñado, sigue escucharlo, conocerlo por primera vez. Esta práctica siempre es sorpresiva, porque responde a la intención de cada intérprete, en la mezcla de ambos están definidas las posibilidades. Desde mi trabajo lo veo como la forma de observar las consecuencias de los principios formales que están en juego dentro del diseño del instrumento.
Hace algún tiempo desarrollaste un trabajo sobre partituras visuales. Qué papel desarrolla el sonido en este trabajo y hasta dónde te preocupan las posibilidades de representación, conceptualización, o soporte textual que ofrecen.
La partitura es una síntesis o representación de una acción, por lo que resulta muy útil como punto de partida, para conceptualizar, traer a la existencia, elementos que después son ejecutados. Esto implica una concepción general de la pieza, así como la determinación consecuente de sus especificaciones. En mis proyectos anteriores me concentré más en la pregunta del papel que jugaría la partitura al ser el objeto de la interpretación, es decir, ser el instrumento que es posible accesar directamente, y no solo de forma separada a ella. Aquí el elemento que interviene es la percepción de la gráfica o el esquema, desde sus características formales, que puede influir la representación mental de lo que sucede estructuralmente a nivel sonoro. Esto sucede en el proyecto de notación que hice en un inicio, pero también en el proyecto de tinta conductiva, en donde la interfaz es una especie de inscripción que puede ser leída o recorrida de forma literal. El lenguaje gráfico me permitió dar forma a estos instrumentos, sin embargo, el sentido de «partitura” está siempre separado de la inmediatez del sonido. Es abstracción, fuera de la temporalidad de la ejecución.
Por último, puedes contarnos un poco sobre la maestría que estás estudiando y tus proyectos recientes?
Por el momento, estoy realizando una maestría en Austria, en la Universidad de Artes de Linz, enfocada al desarrollo de interfaces. Recientemente he estado trabajando con la temática del tiempo como convención social, articulando esto a principios plásticos y sonoros, en donde el ritmo es el punto de contacto. La música está muy presente en este proceso, como manifestación de la convergencia de los eventos en el espacio, que los mantiene en movimiento.
/// Entrevista realizada por Fernando Vigueras