por Cinthya García Leyva ///
Indira Pensado y Juan Pablo Villa – Articulaciones del silencio (fragmento) from desbordamientos I on Vimeo.
La realización sonora involucra siempre la escucha de aquél que la lleva a cabo. Un segmento musical de determinada duración no puede desarrollarse sin la escucha simultánea. La voz involucra el oído. Lo que pereciera una obviedad no lo es cuando consideramos el acto de escucha en sus múltiples dimensiones. Un improvisador vocal es a la vez un improvisador de la escucha: al tiempo que crea, escucha y se escucha. Lo que suena desde su voz es materia fundamental para guiar, complicar, desandar o disolver el segmento que ha comenzado y, si comparte esa realización, para resolver lo que se genera de la interacción con el otro participante. El resultado es azaroso, pero no en su totalidad.
Inaugurar un ciclo dedicado a la música improvisada con la actuación de dos improvisadores vocales señala un aspecto de lo que esta práctica evidencia: lo sonoro comienza desde el cuerpo, y la escucha, aun la que incluye el silencio, es inseparable de ese cuerpo.
En el primer concierto de Articulaciones del silencio, Indira Pensado, de larga formación actoral con especialización en práctica vocal, y Juan Pablo Villa, artista vocal y compositor, ofrecieron un breve pero incitante estudio sobre la voz y el cuerpo en el marco de la improvisación musical.
¿Qué tanto se revela en un concierto como éste? En primer lugar, quizás, la relación que cada intérprete guarda con su instrumento. Ya lo señaló Aimée Theriot aquí: el contraste entre las formas de utilizar técnicas vocales extendidas entre Pensado y Villa fue enriquecedor. El dúo acentuó las posibilidades performáticas que una presentación con tales características concede (un escenario vacío, dos micrófonos, dos amplificadores), y la gestualidad se volvió casi tan importante como el sonido.
De Pensado sorprendió la capacidad de expansión vocal: los graves mantenidos, la profundidad de un grito, lo exaltado en la emulación de un llanto; de Villa, el añadir un impecable manejo del microfoneo a la vasta serie de usos vocales. Si a Villa le conocemos la manera de comprometer elementos de distintos registros (del inuit, del cardenche, de formas del throat singing), esta vez se constató además la atención que da al espacio en el que actúa: qué elementos tiene a su favor en el escenario, con quién está interactuando, qué tanto puede moverse o qué tanto puede hacer con la resonancia de la voz y la respectiva amplificación del sonido.
Si algo permitió salvar ese momento en que el desarrollo de la improvisación pudo romperse, cuando en algún punto las ideas de los involucrados comenzaron a alejarse un tanto más de lo necesario, fue la relevancia que dieron a la escucha: entender a dónde iba el otro, dejar que se adelantara; luego seguirlo, alcanzarlo y regresar a un territorio compartido. El auditorio también comparte (escucha, ve) allí.
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El ciclo Articulaciones del silencio, realizado en el Museo Universitario Arte Contemporáneo bajo la curaduría de Fernando Vigueras, continúa el 14 de marzo con el concierto de Wade Matthews. La cita es a las 19:00 horas.
